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sábado, 14 de junio de 2014

Al desnudo. Megan Hart

Alex Kennedy.

Si hay un personaje de ficción que me quedó grabado a fuego fue Alex Kennedy a quien conocí en Tentada, con un matrimonio de amigos. Impactante. Disfruté esa novela y la viví con intensidad por la fuerza del argumento y los protagonistas. Así que esperaba esta obra donde seguiría con la historia de Alex.

¿Qué decir? Más bien es la continuación y creo que pierde mucha fuerza si no se lee primero la anterior novela. Pero, al mismo tiempo, Tentada es tan intensa que Al desnudo pierde  brillo.

La novela está bien escrita (me encanta M Hart) pero no cubre las expectativas que "yo" me había hecho. No conviene leerla por separado porque perdemos la complejidad de Alex (que es su atractivo) y sólo al final se pone sobre el tablero un poco la historia completa.

No diré que no lo disfruté pero... como que le faltó algo. Como un dulce guiño la autora incluye personajes de Dentro y fuera de la cama y así nos cuenta algo más de sus vidas. Y sigue tratando temas fuertes como la sexualidad en sus diferentes formas, familias homoparentales, adopción y maternidad en sus variantes, etc.



Sin ataduras. Sin reproches. Sin vuelta atrás. No creía que él pudiera desearme. Y no iba a liarme con él, sobre todo después de lo que había oído. Alex Kennedy era alto, moreno e increíblemente guapo, pero yo ya había sufrido un gran golpe. Cuando le pedí que posara para mí, no esperaba que la sesión fotográfica se volviera tan apasionada. Y cuando cruzamos esa línea, nuestros cuerpos no fueron lo único que quedó expuesto. Sin embargo, no podía entregarle mi corazón a un hombre tan poco… convencional. Su último encuentro sexual había sido con otro hombre… Ya era suficiente que mi exprometido fuera gay; yo no podía correr ese riesgo otra vez, por mucho que mi cuerpo anhelara las caricias de Alex. No podía arriesgarme, pero tampoco podía resistirme… Alex podía ser muy convincente cuando deseaba algo. Y me deseaba a mí.

Este tipo de novelas forman parte de mi "catálogo oculto" o lo políticamente incorrecto: la novela romántica, a veces muy estereotipada -demasiado- pero que me aportan ese momento ligero, cómodo, simple, que también tiene su parte buena. En ese marco, en un estante superior, está la escritura de Megan Hart. Tiene cuerpo. Tiene fuerza. No se puede incluir en esta última moda de novela erótica explotada hasta la vacuidad. Es otra categoría. En este caso no llegó a cubrir mis  deseos pero no estuvo mal. Y seguiré leyendo alguna de sus otras obras con muy buenos comentarios.

Para pasar un buen rato.
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