p:first-letter { display:block; margin:5px 0 0 5px; float:left; color:#035EFC; font-size:60px; font-family:vivaldi; }

martes, 31 de agosto de 2010

Comer, rezar, amar.


Cautivante. Profundo. Ágil. Cuestionador.
Podría tratar de buscar muchos más adjetivos para describir este libro... y la lista sería muy larga. Podría situarlo dentro del relato autobiográfico, no es una novela a la manera de la ficción tradicional, más bien es una autobiografía novelada. Sí puedo decir que me ha gustado, y mucho.
Es un viaje a las entrañas de la vida, una búsqueda de uno mismo, o lo que es igual, la búsqueda espiritual de Dios. Y, al final, cuando se encuentra lo uno, se encuentra lo Otro. Sin llegar a descripciones trágicas, Elizabeth Gilbert nos invita a recorrer los entresijos del alma humana un una muy valiente búsqueda de uno mismo. Creo que ése es el gran viaje, el gran aprendizaje que nos depara la vida. Sólo ese entrar en nosotros, vernos, aceptarnos y amarnos, es el crecimiento que necesitamos como personas. ¿Podríamos decir que hemos "vivido" si no recorremos ese camino? Y, sin duda, esa búsqueda es igual en cualquier cultura, en cualquier religión, con nombres diferentes pero experiencias absolutamente iguales, por ser humanas.
Valoro del relato el realismo de las experiencias, y el testimonio de que es un recorrido que exige mucha valentía. Y coincido con eso. Sin duda sería (es) mucho más fácil la vida cuando nos evadimos, nos aturdimos con actividades, "placeres," nos llenamos de cosas... Mirarnos para adentro es encontrarnos con el verdadero rostro del universo, el verdadero rostro de Dios... atrevernos a ver lo que podríamos llegar a ser si ponemos manos a la obra en nosotros mismos. Tarea nada fácil. Tarea que nos lleva toda la vida. Tarea que nos lleva a Dios. Y que exige tomar la decisión...
He disfrutado mucho leyendo el libro. He reflexionado mucho sobre mí misma. He aprendido cosas nuevas de otras culturas y de mí misma. Y siempre me maravilla y me alegra profundamente comprobar que la espiritualidad de las diversas culturas (orientales, occidentales, "primitivas" y no tanto) conducen al mismo destino: buscar y encontrar a Dios es buscar y encontrarse a uno mismo. Somos un "gran misterio universal."

En la continuación de la historia la escritora reflexiona sobre el matrimonio... ya me estoy sumergiendo en ese libro: "Comprometida. Una historia de amor." Promete llevarnos a comprender la institución del matrimonio y al compromiso por el verdadero amor, el que involucra a las personas en su totalidad.

¡Muy bueno!

.

No hay comentarios: